11 ago 2008

Todo sobre las caricias (Segunda Parte)

Acariciar a alguien no ha de tratarse únicamente de provocar la excitación sexual. También es tocar su cuerpo con amor, cariño, deseo, ternura y encontrar los canales de comunicación - muy variados - para poder acceder a una relación profunda. A continuación todo sobre las caricias no sexuales.

  • Las caricias auditivas: En psicoterapia, se puede hablar de caricias pensando en palabras. En cuyo caso se trata de piropos, palabras que agradan tanto a la mente, como al cuerpo. Como por ejemplo, un agradecimiento, reconocer los esfuerzos del otro, hablar de una cualidad, de un detalle estético que nos ha emocionado... Las caricias del alma son tan importantes como las del cuerpo. Y son evidentemente compatibles, una caricia manual es mucho más agradable si viene acompañada por una caricia verbal.
  • Los masajes: Un masaje es un tipo de caricia que no tiene ninguna finalidad sexual, ni segundas intenciones.. A demás, resulta aún más agradable y precioso cuando se hace para procurar placer y relajación sin pedir nada a cambio. Los masajes pueden practicarse como preliminares antes del acto amoroso o en cualquier momento, sin pensar en sexualidad.
    Resultan maravillosos para la pareja, ya que los masajes permiten guardar un contacto físico muy positivo en momentos en los que la sexualidad no es planteada: parto reciente, hospitalización (se puede dar un masaje en la clínica o el hospital, pero resulta muy complicado hacer el amor).

  • Las caricias regresivas: No se trata de acariciar lugares del cuerpo que no tienen connotación sexual. Para un adulto, resulta extremadamente agradable recibir este tipo de caricias. Caricias en el pelo, en la cara, en la nuca, en las manos, besos en el cuello, abrazar... Entre enamorados, estas caricias se suelen hacer sin segundas intenciones, tan sólo para demostrar el amor, la proximidad, lo que no excluye que más adelante puedan incitar a ideas más atrevidas.
  • Acariciar con los ojos: Mirar a alguien con amor, con cariño, con deseo, con admiración, con emoción... todo esto provocan muchas sensaciones compartidas entre dos personas. La prueba, es que a veces, esto es casi suficiente como preliminares. La mirada del otro suele ser uno de los puntos más seductores entre dos enamorados. La mirada del otro es una caricia muy poderosa. A demás, la prueba del poder de la mirada es que puede ser creadora de amor, así como exterminadora. Acariciar con los ojos puede hacerse cuando estamos vestidos o cuando la pareja está desnuda. Estos sobrentendidos son, evidentemente, diferentes según el lugar.
  • Acariciar con la música: La música crea emociones. Cuando se elige para la pareja una música romántica, emotiva, una canción adaptada, puede transmitir un mensaje y preparar el terreno para recibir otras caricias. A demás, evidentemente no todo el mundo es poeta o músico. “”Apropiarse”” de una canción o un poema para ofrecérselo a la pareja, es un bonito gesto que, en definitiva, se utiliza para transmitir sentimientos.


Las caricias más sexuales


Durante el amor, las caricias preliminares son más precisas, más sexuales. En este momento, es importante conocer un poco el funcionamiento del cuerpo, tanto del suyo como del tuyo, para poder hacer de nuestros cuerpos una especie de instrumento de música del que podemos sacar los mejor, haciéndolo vibrar...


  • ¿Dónde?: Las zonas privilegiadas de las caricias son las zonas erógenas. Están repartidas en tres niveles.

    El nivel 1 corresponde a una zona que, estimulada, producirá orgasmos. En el caso del hombre se trata del pene, y especialmente del glande, sobre todo a la altura de la corona del glande y del freno. En el caso de la mujer, se trata del clítoris y de la vagina.

    El nivel 2 corresponde a las zonas, que estimuladas por medio de una caricia, van a excitar las zonas erógenas primarias o a intensificar el grado de excitación. Para el hombre, se trata de las bolsas testiculares, del interior de los muslos y de la zona situada entre la parte posterior de los testículos y el ano. En el caso de la mujer, se trata de toda la vulva, los senos y el interior de los muslos. En los dos sexos, los pezones también son zonas erógenas secundarias.

    El nivel 3: Se trata de actuar casi en toda la superficie de la piel. Las zonas erógenas terciarias son las que al ser acariciadas pueden provocar una excitación sexual, ya sea una erección en el hombre o una lubrificación vaginal en la mujer. Toda la superficie de la piel es susceptible de tener este efecto. Todo depende de los momentos, pero también de la historia del cuerpo de cada uno. Un cuerpo que ha sido acariciado, mimado, será más apto para apreciar los contactos. Un cuerpo que ha sido herido, al contrario, puede reaccionar muy poco o de manera negativa a las caricias.
  • Cuándo?:
    En cualquier momento: Las zonas erógenas terciarias comprenden toda la superficie del cuerpo y pueden ser acariciadas en cualquier momento. Provocarán o no una excitación, en función de la emoción asociada a ese momento. Las zonas erógenas secundarias o primarias representan una invitación a la sexualidad. Por lo que deben ser abordadas en un contexto ya sexual.

    En preliminares: Las zonas erógenas de nivel 3 (superficie del cuerpo) pueden ser acariciadas tanto como las zonas erógenas secundarias, las dos cerca del sexo. En cambio, el sexo en sí mismo prefiere esperar a alcanzar una excitación sexual más importante. Si no es posible que perciba la caricia como una agresión.

    Durante el acto sexual, cuando la excitación es bastante intensa. A todas las zonas erógenas les gusta ser tocadas. Las zonas primarias, muy sexuales (pene, clítoris,
    vagina) hacen aumentar la excitación hasta alcanzar el orgasmo. Las zonas secundarias próximas del sexo aumentan el nivel de placer. En cuanto a la superficie del cuerpo, permite variar los placeres.

    Después del orgasmo: Más vale evitar tocar el sexo, especialmente al pene o al clítoris. Después de la explosión orgásmica, necesitan descansar durante un rato antes de volver a estar disponibles. En este momento, toda caricia puede ser percibida de manera desagradable.
  • Cómo?: Con las manos: Nuestras manos son nuestras herramientas. Saben procurar placer, rozar, presionar, pellizcar, esculpir, dar un masaje, hacer cosquillas, arañar... Pueden ser frías, heladas, tibias o ardientes, secas, húmedas o embadurnadas en aceite para acariciar suavemente... Participan en el amor desde el principio hasta el final, que actúan como preliminares de la llegada del orgasmo. Es lo que se llama la masturbación recíproca no es otra cosa que el amor con las manos. Nunca se debería hablar de masturbación, ya que las caricias nunca son solitarias. El amor manual es muy importante ya que permite amarse en los momentos en los que la clásica oenetración no es posible (por ejemplo, por enfermedad).

    Con la boca: La boca empieza a acariciar con los besos. Besa, mordisquea, espira, muerde, sopla, chupa, lame... Utilizamos los labios, la lengua, los dientes, la saliva... La boca puede ocuparse de la boca del otro tanto como de la cara, de su cuerpo o de su sexo. Se adapta aún mejor que las manos a la multiplicidad de las caricias, ya que percibe las sensaciones con mayor intensidad.

    Con el cuerpo: El cuerpo suele ser el gran olvidado de las caricias. Cuando se hace una caricia con los pies, las rodillas, los hombros, los pechos, los codos, el pelo... todo lo que presenta un relieve puede servir para acariciar, para procurar placer al otro, para sorprenderle o intrigarle.
  • De qué tipo?:No hay reglas, ya que el amor disfruta con la libertad y la diversificación y no con la obligación y la rutina. Aunque siempre es interesante conseguir aumentar el deseo, es decir, nunca ir demasiado deprisa hacia las zonas más erógenas. Muy al contrario, cuando se les hace esperar, aumenta la tensión, el deseo de ser tocado y por tanto, el placer sentido en ese momento.

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